las fotos de leizpig y dresde de con ramón, bea y simbad y carme
bezitozzzzzzzzzzz
esto se acaba para mí....
y no quierooooooooooooooooo
13/10/07
16/9/07
22/8/07
....una princesa en berlin....
...[...]...Por lo tanto, me fui. Me detuve en una librería, compré una guía Baedecker de Berlín, como cualquier otro turista, y, sirviéndome de los excelentes mapas, partí del Gendarmenmarkt, atravesé el centro de la ciurar, bajé por Unter den Kinden y crucé el amplio puente hacia la isla ocupada por el Palacio del Kaiser, la Catedral y un museo tras otro.
El sol arrojaba destellos cegadore en el agua del canal, los castaños estaban en flor y, pese al café y la tarta de fresas, mis nervios aún vibraban gracias a la Mosela. Mientras contemplaba una larga y negra embarcación que pasaba a mi lado, me percaté súbitamente de que casi me sentía como en mi casa en aquella extraña y complidada ciudad, sensación que nunca había experimentado en París...[...]
...[...]... Casi era hora de quee Lilí saliera del colegio, de modo que hubiera podido ir al Pariser Platz. O hubiera podido visitar uno de los museos y perderme, como hacía a menudo, en la contemplación de las obras de hombres a quienes nunca podría igualar. Pero no lo hice. Permanecí allí, contemplando la lluvia, preguntándome si estaria lloviendo en Munich, preguntándome por qué debía preocuparme tanto si Hans von Seeckt o Adolfo Hilter gobernaban Alemania. Recordé que Whitney Wood nos acusaba a la Señorita Boatwright y a mí de volvernos "naturales del país". ¿Cómo podñia hacer la maleta e irme a casa si Lilí no venía conmigo? No quería volver a mi país. Nunca me había sentido tan en mi propaia casa, en mi país, como me sentía en Alemania. No había escrito una sola carta desde mi llegada a Berlín. Estaba aislado...[...].
El sol arrojaba destellos cegadore en el agua del canal, los castaños estaban en flor y, pese al café y la tarta de fresas, mis nervios aún vibraban gracias a la Mosela. Mientras contemplaba una larga y negra embarcación que pasaba a mi lado, me percaté súbitamente de que casi me sentía como en mi casa en aquella extraña y complidada ciudad, sensación que nunca había experimentado en París...[...]
...[...]... Casi era hora de quee Lilí saliera del colegio, de modo que hubiera podido ir al Pariser Platz. O hubiera podido visitar uno de los museos y perderme, como hacía a menudo, en la contemplación de las obras de hombres a quienes nunca podría igualar. Pero no lo hice. Permanecí allí, contemplando la lluvia, preguntándome si estaria lloviendo en Munich, preguntándome por qué debía preocuparme tanto si Hans von Seeckt o Adolfo Hilter gobernaban Alemania. Recordé que Whitney Wood nos acusaba a la Señorita Boatwright y a mí de volvernos "naturales del país". ¿Cómo podñia hacer la maleta e irme a casa si Lilí no venía conmigo? No quería volver a mi país. Nunca me había sentido tan en mi propaia casa, en mi país, como me sentía en Alemania. No había escrito una sola carta desde mi llegada a Berlín. Estaba aislado...[...].
Una Princesa en Berlín
Arthur R.G. Solmssen
Fabula Tusquets Editores
1980
Arthur R.G. Solmssen
Fabula Tusquets Editores
1980
18/6/07
21/5/07
6/5/07
29/4/07
lo que nos espera.....
Publicado x krmakrma
notícia de elperiodico.com
CRÓNICA DESDE BERLÍN // PAOLA ÁLVAREZ
Cumpleaños gamberro del primero de mayo
Primero de mayo en Kreuzberg.
Primero de mayo en Kreuzberg.
PAOLA Álvarez
Todas las tradiciones, hasta las más peregrinas, tienen un comienzo que sirve para poder celebrar después los aniversarios con especial intensidad. Así, Berlín vivirá este primero de mayo el vigésimo aniversario de la celebración violenta del Día del Trabajador. Desde que el 1 de mayo de 1987 el barrio de Kreuzberg --centro de la actividad okupa de los 80, en la orilla occidental de un Berlín aún dividido-- se levantara violentamente contra las autoridades (hasta el punto de expulsarlas del distrito), esta fecha se ha convertido en una insignia de la izquierda --de moderada a radical-- y de todo tipo de adictos al vandalismo fortuito. Además, tras la caída del muro, la noche del 30 de abril se convirtió en inauguración de los disturbios con las hogueras del Mauerpark (el parque del muro).
Cada mes de abril se caracteriza desde entonces por las masivas acciones de propaganda que llenan la ciudad de pósteres invitando a la rebelión ciudadana. Este año --con motivo del vigésimo aniversario-- la actividad empezó aún antes y hace ya dos meses que los berlineses pueden decidir a qué movimiento se unirán. Una decisión nada fácil teniendo en cuenta que ese día Berlín alberga hasta 60 manifestaciones (legales o ilegales) y celebraciones callejeras.
Aunque en los dos últimos años la policía y el Ayuntamiento se han felicitado por haber contenido en gran parte el vandalismo y los enfrentamientos a base de institucionalizar las celebraciones y acordonar los barrios más conflictivos, el germen revolucionario sigue vivo y al aniversario se une la herida en el orgullo de haber sido derrotados.
Por eso la policía está especialmente alerta también y es que saben que el objetivo de muchos ese día es, simplemente, derrotarles. Está escrito en las paredes de la ciudad, con eslóganes como "Las piedras están ahí para lanzarlas contra la policía", y en el imaginario colectivo de una población que se aferra a cualquier tradición del pasado para no aceptar que se ha perdido gran parte del encanto del Berlín posterior al muro.
El barrio de Kreuzberg, donde empezó todo, pero también algunos barrios del Berlín oriental como Prenzlauer Berg o Friedrichshain (reductos de los movimientos okupa y punk) son estrechamente vigilados desde primera hora y, a pesar de que hay un programa oficial de actos y conciertos, a partir de las nueve de la noche es casi imposible acceder a esas zonas sin un documento que acredite la residencia allí.
Esta estrategia de cortar antes de que empiece es la que ha servido para mermar las huestes de manifestantes en los últimos años. Pero también los rebeldes han aprendido y este martes es más que posible que organicen la concentración en algún lugar menos asediado por la policía.
Pero al margen de los tirabotellas y quemacoches, Berlín ofrece un inagotable programa de entretenimiento el 1 de mayo al que cada vez se unen más ciudadanos con ganas de practicar una protesta más tranquila. El MyFest, el festival callejero de Kreuzberg, tuvo el pasado año un éxito sin precedentes. Habrá que ver si este 20 aniversario supone el resurgir de la protesta violenta o se convierte en el primer aniversario de la protesta pacífica y musical.
notícia de elperiodico.com
CRÓNICA DESDE BERLÍN // PAOLA ÁLVAREZ
Cumpleaños gamberro del primero de mayo
Primero de mayo en Kreuzberg.
Primero de mayo en Kreuzberg.
PAOLA Álvarez
Todas las tradiciones, hasta las más peregrinas, tienen un comienzo que sirve para poder celebrar después los aniversarios con especial intensidad. Así, Berlín vivirá este primero de mayo el vigésimo aniversario de la celebración violenta del Día del Trabajador. Desde que el 1 de mayo de 1987 el barrio de Kreuzberg --centro de la actividad okupa de los 80, en la orilla occidental de un Berlín aún dividido-- se levantara violentamente contra las autoridades (hasta el punto de expulsarlas del distrito), esta fecha se ha convertido en una insignia de la izquierda --de moderada a radical-- y de todo tipo de adictos al vandalismo fortuito. Además, tras la caída del muro, la noche del 30 de abril se convirtió en inauguración de los disturbios con las hogueras del Mauerpark (el parque del muro).
Cada mes de abril se caracteriza desde entonces por las masivas acciones de propaganda que llenan la ciudad de pósteres invitando a la rebelión ciudadana. Este año --con motivo del vigésimo aniversario-- la actividad empezó aún antes y hace ya dos meses que los berlineses pueden decidir a qué movimiento se unirán. Una decisión nada fácil teniendo en cuenta que ese día Berlín alberga hasta 60 manifestaciones (legales o ilegales) y celebraciones callejeras.
Aunque en los dos últimos años la policía y el Ayuntamiento se han felicitado por haber contenido en gran parte el vandalismo y los enfrentamientos a base de institucionalizar las celebraciones y acordonar los barrios más conflictivos, el germen revolucionario sigue vivo y al aniversario se une la herida en el orgullo de haber sido derrotados.
Por eso la policía está especialmente alerta también y es que saben que el objetivo de muchos ese día es, simplemente, derrotarles. Está escrito en las paredes de la ciudad, con eslóganes como "Las piedras están ahí para lanzarlas contra la policía", y en el imaginario colectivo de una población que se aferra a cualquier tradición del pasado para no aceptar que se ha perdido gran parte del encanto del Berlín posterior al muro.
El barrio de Kreuzberg, donde empezó todo, pero también algunos barrios del Berlín oriental como Prenzlauer Berg o Friedrichshain (reductos de los movimientos okupa y punk) son estrechamente vigilados desde primera hora y, a pesar de que hay un programa oficial de actos y conciertos, a partir de las nueve de la noche es casi imposible acceder a esas zonas sin un documento que acredite la residencia allí.
Esta estrategia de cortar antes de que empiece es la que ha servido para mermar las huestes de manifestantes en los últimos años. Pero también los rebeldes han aprendido y este martes es más que posible que organicen la concentración en algún lugar menos asediado por la policía.
Pero al margen de los tirabotellas y quemacoches, Berlín ofrece un inagotable programa de entretenimiento el 1 de mayo al que cada vez se unen más ciudadanos con ganas de practicar una protesta más tranquila. El MyFest, el festival callejero de Kreuzberg, tuvo el pasado año un éxito sin precedentes. Habrá que ver si este 20 aniversario supone el resurgir de la protesta violenta o se convierte en el primer aniversario de la protesta pacífica y musical.
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