22/8/07

....una princesa en berlin....

...[...]...Por lo tanto, me fui. Me detuve en una librería, compré una guía Baedecker de Berlín, como cualquier otro turista, y, sirviéndome de los excelentes mapas, partí del Gendarmenmarkt, atravesé el centro de la ciurar, bajé por Unter den Kinden y crucé el amplio puente hacia la isla ocupada por el Palacio del Kaiser, la Catedral y un museo tras otro.
El sol arrojaba destellos cegadore en el agua del canal, los castaños estaban en flor y, pese al café y la tarta de fresas, mis nervios aún vibraban gracias a la Mosela. Mientras contemplaba una larga y negra embarcación que pasaba a mi lado, me percaté súbitamente de que casi me sentía como en mi casa en aquella extraña y complidada ciudad, sensación que nunca había experimentado en París...[...]

...[...]... Casi era hora de quee Lilí saliera del colegio, de modo que hubiera podido ir al Pariser Platz. O hubiera podido visitar uno de los museos y perderme, como hacía a menudo, en la contemplación de las obras de hombres a quienes nunca podría igualar. Pero no lo hice. Permanecí allí, contemplando la lluvia, preguntándome si estaria lloviendo en Munich, preguntándome por qué debía preocuparme tanto si Hans von Seeckt o Adolfo Hilter gobernaban Alemania. Recordé que Whitney Wood nos acusaba a la Señorita Boatwright y a mí de volvernos "naturales del país". ¿Cómo podñia hacer la maleta e irme a casa si Lilí no venía conmigo? No quería volver a mi país. Nunca me había sentido tan en mi propaia casa, en mi país, como me sentía en Alemania. No había escrito una sola carta desde mi llegada a Berlín. Estaba aislado...[...].
Una Princesa en Berlín
Arthur R.G. Solmssen
Fabula Tusquets Editores
1980